jueves, 5 de noviembre de 2009

Llegada del café a Colombia


No se sabe a ciencia cierta quién introdujo el cultivo del café en Colombia, ni en qué época, ni cuál fue la región del país donde primero se hicieron las plantaciones.
Existen varias historias acerca de la llegada del café al territorio colombiano. Una de ellas cuenta que las semillas entraron por el oriente a territorios de los departamentos de Norte de Santander y Santander, procedentes de Venezuela y otra dice que el cafeto llegó por la región del Urabá antioqueño, desde Centroamérica.
Según estas versiones, los primeros cultivos se realizaron en los departamentos de Santander y Cundinamarca y años más tarde, a principios del siglo XX, se difundieron por los departamentos atravesados por la Cordillera Central de los Andes, extendiéndose hacia las vertientes de la Occidental. El mayor arraigo históricamente se tuvo en la zona antioqueña.
Otra versión de la historia está relacionada con la obra Orinoco ilustrado del sacerdote jesuita español José Gumilla, que cuenta acerca de la plantación de las primeras semillas de café en territorio colombiano dentro de la misión de Santa Teresa de Tabage. Luego, los jesuitas llevaron semillas de café a Popayán y las sembraron en 1736, en el seminario que tenía la comunidad en esa ciudad.
Independientemente de estas versiones, todo parece indicar que la historia del café en Colombia está ligada a la iglesia cristiana y especialmente con el párroco de Salazar de las Palmas, Francisco Romero, ferviente admirador de la planta, quien imponía como penitencia a sus feligreses la siembra de cafetos, según la gravedad de sus pecados. El ejemplo lo adoptaron otros sacerdotes y, de esta forma, se propagó el cultivo por el nororiente del país.
Después del Santander, el café de propagó por otros regiones del país, por las pendientes de las cordilleras de los Andes, especialmente en Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Tolima y Valle del Cauca.

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